finocchio



To be or not to be: that is the question
“Acto Tercero, escena I, Pág. 406, verso 62 .1603
“¿Actúo o me inhibo?; ¿Cumplo con el deber de la venganza, asesinando a mi tío, quién a su vez asesinó a mi padre?, ¿Continúo aparentando mi locura, o revelo lo que el fantasma me confió?”. W. Shakespeare

(Durante los siglos V y XVII, la tortura y la pena capital generalmente era la hoguera, eran los suplicios a los que se condenaba en la mayor parte de Europa a los homosexuales.
La Santa Inquisición de la Iglesia Católica no se diferencia mucho en su persecución y actuación, aún se conservan expresiones en el lenguaje que hacen referencia a la quema en la hoguera de los homosexuales, finocchio (“finoquio”), que en italiano significa “maricón” y también “hinojo” porque se envolvía a la persona en hojas de hinojo para retardar su agonía entre las llamas).
Ser es actuar con conciencia y con convicción, a pesar de las consecuencias, que son circunstanciales y en ocasiones están llenas de decepción.
(a la memoria de Silvia).


círculo




Un círculo, es un espacio cerrado. En el terreno del intelecto el círculo nos une en la comunidad de las ideas, lo que pertenece a él, lo cierra y lo circunda con aparente protección. Formar parte de ese entorno nos puede parecer en ocasiones liberador y en otras ocasiones un infierno insufrible. No puedo permanecer impasible a la magia del inconsciente, pido liberarnos de la necesidad y abrir las puertas del inconsciente hacia la libertad del ser. De esta manera, el formato acciónindirecta, está en el posible presente en forma de círculo donde el visitante decide de manera consciente o no, entrar y mantenerse, hasta que se le brinda sutilmente barrer o eliminar el círculo. De esta manera queda liberado para formar parte del universo al que pertenece, donde el espacio es infinito.

quien bien te quiere no te hará llorar




Desde el interior de la cocina un olor inconfundible y penetrante inunda el ambiente, unas lágrimas sin pena como decía Pablo Neruda en su “Oda a la cebolla” resbalan por las mejillas de quienes cortando este vegetal, provoca lo inevitable, llorar.
Cuántas veces lloramos en nuestra vida, y guardamos en ese llanto la comprensión de lo inexplicable.
Estas lágrimas sin pena son las redentoras de muchas de nuestras actuaciones, tanto en las ocasiones directas como en las indirectas. Todos hemos hecho llorar a alguien alguna vez, y nosotros mismos nos hemos consolado pensando y , cómo no, aceptando la sabiduría popular que ha pesado durante generaciones:
- Bueno, bueno, ¡ que no es para tanto! Ya sabes que…
- “Quien bien te quiere te hará llorar”.
Semejante estupidez no podemos aceptarla, y por eso propongo que estas lágrimas sin pena nos lleven a reflexionar y perdonar a aquellos que nos hicieron llorar alguna vez.

tres segundos


mama



Cuando pienso en ella, se suceden demasiadas imágenes y sentimientos de controversia, creo que veinte años de distancia es más que tiempo. Claro que la visito por Navidad y unos días en verano pero la distancia crece o por lo menos así lo siento.
Hoy mi madre y siempre la mama es y será uno de los mejores recuerdos de mi infancia. Sus cuidados constantes y sus ganas de que todo funcionara impedía que se viera a si misma, yo era pequeña, inquieta y con una salud no demasiado fuerte según me repetían y ella siempre estaba para todos de una forma incondicional.
Hoy con setenta y siete años vive sola, superando el día a día, en una casa llena de recuerdos, la miro y veo en un segundo el pasado y el futuro juntos, la mirada abstraída en ninguna parte espera paciente.
Sigo llamándole mama, y ella sonriendo me contesta , - ¡pero bueno que pequeña, cuando me llamaras mamá!.
Conoce algo de mi que yo ignoro de alguna forma…